Del mismo modo que cae una hoja, o una mota de polvo, de algun lugar más alto, sin pensarlo... Del mismo modo pasa el metro por mi estación y no lo he podido coger.
Espero sentada mirando el reloj de mi parada, ese reloj digital que además de decirte el largo rato que vas a tener que estar ahí esperando, te dice lo tarde que es.
Mis pies duermen ya, los llevo arrastras. Mi cuerpo entero siente un dolor extraño. Ligero pero agudo y me impacienta. Me hace mirar más veces ese reloj, y desear que el 3 sea un 2, y el 1 un segundo, y estar de nuevo en el lugar donde empiezo el día todos los días de mi existencia.
Todo el mundo odia la rutina. ¿Y qué puedo hacer yo?
jueves, 29 de octubre de 2009
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